El camino sin retorno

Si no estás listo para enfrentar las profundidades del alma, no lo hagas. Detente. No hay retorno una vez que ingresas a abrir el cofre de tu inconsciente. Cuando encuentras la llave maestra que ha estado oculta en los confines más recónditos de la cámara secreta de tu corazón y abres el cerrojo, ya no existe ninguna sola posibilidad de retorno a tu estado anterior. 

Y sí, es maravilloso, por una parte: Crecer y evolucionar en espíritu y consciencia es una de las necesidades psíquicas más vitales que tenemos los verdaderos seres humanos. Un fuego, una pasión, una intensidad ardiente que te quema por dentro por esas ganas de querer entender más, conocer más, recordar más, y llegar a la máxima verdad.

Pero ya no hay vuelta atrás una vez que comienzas, y como todo en este plano en que vivimos, tiene una dualidad: La luz y la sombra está en todas partes en este planeta tierra. Y la sombra del despertar es tremendamente transformadora. 

Así como obtendrás esa paz que tanto buscas y mucha alegría, así mismo deberás pasar por dolores profundos, por entendimientos desgarradores, por enfrentamientos destructivos y transformadores, porque toda la realidad que conocías se comienza a disolver. 

Lenta o abruptamente, las cosas caen por su propio peso, y como ahora estás atento y estás despierto, el impacto emocional es alto, hay momentos en que todo parece más oscuro que antes. Pero si sigues adelante, si te atreves, y eres valiente para enfrentarte contigo mismo, todo va cobrando sentido y vas encendiendo la lámpara que habita en tu interior. 

Porque ahí está Dios, guiándote y esperándote en el centro del desierto, en la cumbre de la montaña más alta, en la profundidad del océano más inmenso, para tomarte en sus brazos y guiarte en cada paso y en todo momento. 

Vale la pena todo el esfuerzo, porque la dicha de estar en contacto con su Luz es tan inmensa y poderosa, que te vuelves invencible: Ya nada entonces podría destruirte.